Cariño potente no es el cariño incondicional soñado por muchos ilusos. Al contrario, es el cariño que en cualquier momento puede transformarse en crítica. El hombre no debe tratar de mostrar constantemente su cariño. Al contrario, mejor sería reservarlo y de esa manera hacerlo crecer. Así se mantiene siempre una atracción creciente y afecto mutuo.
La tendencia de la masculinidad precaria del hombre es portarse como un niño frente a la esposa, como si fuera su hijo. No debe haber una estructura emocional conyugal que permita un cariño displicente, medio en broma, sin potencia. Eso, que es muy preciado en la sociedad actual, es simplemente resultado de una rigidez sexual de la generación anterior.
Hombre y mujer son seres que se atraen fuertemente y no se debe descuidar la seriedad y la continuidad en una relación entre marido y mujer.
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