A una mujer sin sentido práctico se le aconsejaría desarrollarlo antes de casarse. Si el marido cumple funciones de determinar la dirección de la familia, la mujer cumple con la tarea más práctica de hacer funcionar a esa familia.
Es interesante verificar como el sentido práctico se intensifica después de casarse, si es que había señas de ello antes del matrimonio. Por ejemplo, el primer hijo que nace da muchísimo trabajo. La mujer casi se desatina imaginando: "¿Cómo hacen las madres que tienen dos o tres hijos pequeños?". Pues a ella no le queda tiempo ni siquiera para dormir)
Pero, cuando nace el segundo hijo, las cosas son muchísimo más fáciles y rápidas. Se ocupa algunos segundos menos en cada pañal, muchos minutos menos en preparar la comida, que por su vez ya resulta más equilibrada y los niños, por su parte, más resistentes, se enferman menos. Todo eso acumulado produce mucho más tiempo.
Después que nace el tercer hijo, la mujer que tiene sentido práctico tiene hasta tiempo de sobra para dedicarse a desarrollar otras actividades, además de lavar pañales y preparar el alimento.
¡Increíble, pero cierto!
Por otro lado, la mujer que no tiene sentido práctico no lo tiene por falta de auto-respeto y su tendencia es de depender cada vez más de la tecnología, siendo que, aún así, la vida se le hace cada vez más trabajosa.
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