CAUSA FUNDAMENTAL DE LA DISOLUCION DE LA PAREJA

La situación conyugal en la actualidad es de una crisis sin precedentes. Muchísimas parejas, pasados algunos años del matrimonio, deciden que ya no hay motivo para seguir juntos y se separan. Para la mayor parte del resto, que no se separa, más valdría que lo hicieran pues llevan una existencia de aguantarse uno al otro y sólo no se separan por comodidad o miedo.

Esta crisis del amor conyugal es muy grave pues la familia, felizmente o infelizmente, sigue siendo la célula básica y fundamental de la organización humana en forma de sociedad, y cuando los componentes de un todo comienzan a degenerar, es fácil prever la degeneración de ese todo, aunque mucho indique lo contrario.

La crisis conyugal es, hoy en día, estudiada y le son atribuidas causas diversas. Entre otras, se habla de la falta de amor. Pero, cómo señalar la falta de amor si la mayoría de nosotros ni sabe qué es amor?

Incluso, el amor, cuya falta causa alarma no es amor global sino una parte fugaz de un todo en constante transformación. Por lo tanto, decir que falta el amor es no decir mucho, especial mente cuando el amor anhelado es tan transitorio y relativo.

Se dice también que la crisis se deba a la falta de comunicación. Tal cosa no puede ser correcta pues hay abundantes medios de comunicación en el mundo actual. Se publican cientos de millares de estudios sobre sexualidad y matrimonio y las parejas discuten esos y otros temas sin cesar. Tal vez falte una comunicación más personal, de individuo a individuo, pero eso no podría ser muy efectivo pues todo lo que se podría comunicar o transmitir a ese nivel sería la propia precariedad individual en que se encuentra la gran parte de los individuos.

Curioso es verificar que muchas personas atribuyen la falta actual de atracción entre hombre y mujer a la represión sexual que impera en la sociedad moderna. Es muy común ese punto de vista. Lo curioso es que existe otra fracción, de opinión diversa, afirmando que es el libertinaje moderno, con su sexo libre, pornografía, etc., lo que provoca la crisis conyugal.

La causa real de la actual falta de atracción entre hombre y mujer tiene dos aspectos: estructural y funcional.

Estructuralmente hablando hay una decadencia individual de la masculinidad y de la femineidad, que comentamos en el capítulo anterior. Es obvio que al juntar dos individuos incapaces el resultado es una pareja incapaz de mantenerse como entidad unida. En ese sentido estructural/individual lo más grave es la falta de conocimiento del Principio Unico y de su aplicación a la alimentación como medio básico para promover la unidad básica entre cuerpo y mente individuales.

Funcionalmente, la falla más grave es la falta de aplicación del mismo principio trialéctico al orden de la relación entre hombre y mujer. En este sentido funcional/colectivo hay una falta de producción, o digamos frutos, como resultado de la unión conyugal. Es bien conocido que los hijos que nacen son los eslabones que unen al padre y a la madre. Aparentemente hay muchos niños naciendo pero no representan el fruto del trabajo mutuo conyugal. Desde el mismísimo momento del parto la responsabilidad por el niño está en manos de profesionales y no de los padres quienes fueron los protagonistas principales. Después que este niño crezca así o asá, dependerá mucho del azar ya que la madre no tiene ni ¡dea de los alimentos que lo deben constituir física y psicológicamente. Más adelante, en la escuela, ese niño recibe una formación claramente deshumanizante que lo prepara para transformarse en sólo un engranaje más de la máquina social.

Para ver el fruto de su relación, una pareja debería responsabilizarse por su función social, adaptando su destino familiar al desarrollo de una organización regional de la que participen otras familias. Debería construir sus hijos con consciencia y responsabilidad independientes, tanto en el aspecto fisiológico como mental y social. Tanto la parte formal (escuela) de la educación, como la parte informal (comunidad) son de importancia fundamental para la continuidad de los propósitos de la pareja.

En la actualidad es mucho más común prevenir el nacimiento que favorecerlo. Eso significa que la mayoría de las parejas no quieren recibir los frutos naturales de su relación. Como que los frutos son la semilla y la continuidad, las parejas actuales se niegan a continuar y se separan.

Conviene resaltar siempre la importancia del conocimiento y aplicación del Principio Unico por parte de la pareja. Es mucho más fácil permanecer juntos si ambos saben que yin separa y yang une.

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