Es el hombre que afecta a su medio o el medio el que afecta al hombre?

¿Y cuál es la respuesta?

Lo más correcto es decir qué: ilas dos propuestas son válidas! El medio afecta al hombre y el hombre afecta al medio: una interdependencia. Pero más correcto aún sería explicar que en esa simultaneidad entre hombre y medio ambiente hay uno que es principal, como entidad agente de los efectos y uno que es secundario. El hombre (individuo) afecta al medio (colectividad) como elemento principal y el medio afecta al hombre sólo de manera secundaria.

Estamos tratando de aclarar esa cuestión para reafirmar que la causa principal de la decadencia de la humanidad debe ser buscada en el lado que queda siempre oculto a los medios de comunicación y expresión: el interior de cada uno de nosotros. Sin embargo, todos los estudios y todas las búsquedas de solución siempre abordan los problemas solamente desde el punto de vista sistémico, social, ambiental, pedagógico, puntos de vista en fin, externos al individuo, cuando la base principal de todo lo humano reside en la fisiología y mentalidad de cada persona.

Hablando ahora de la degeneración de la sexualidad vemos consecuencias desastrosas de ello en diversas manifestaciones modernas: como la descomposición familiar, que a muchas personas puede parecer evolución pero que en realidad es grave indicio de decadencia humana. La "humanidad no está lista para abrir mano de su infraestructura familiar. La gravedad de la situación queda clara cuando vemos que cada familia afecta al sistema y mucho más que el sistema a cada familia. Tal cosa es completamente ignorada por aquellos sociólogos, investigadores y autoridades que buscan general soluciones al serio problema de desaparición de la familia como célula nuclear de nuestra sociedad.

Como parte fundamental de la descomposición familiar tenemos al rápido proceso de extinción del matrimonio. Como institución base de la familia, el casamiento es, hoy en día, algo cada vez más anticuado. Además la tasa de separaciones crece a un ritmo tan vertiginoso que el casarse comprometidamente será cosa del pasado en pocos años.

Desde un punto de vista más individual tenemos también que en la actualidad aumenta pavorosamente la cantidad de casos de enfermedades degenerativas, infecciosas y otras irregularidades del aparato reproductor tales como quistes ovarianos y mamarios, retroversión y anteroversión uterinas, lateroversión uterina, útero infantil, centenares de tipos distintos de infecciones de los órganos genitales, cáncer, menstruación irregular, frigidez, impotencia, herpes, prostatitis, eyaculación prematura, insuficiencia seminal, abortos, desgarros en el parto, parto cesáreo, etc., etc.

Lo más alarmante es que tal situación es, hoy en día, tan extensa que las personas piensan que es "normal". Pero no se puede confundir "normal" con "común". Normal proviene de "norma", "ley". Por ejemplo, una norma para el ser humano es que el hombre tenga bigotes y la mujer no. Pero ocurre que los "vellos" o bigotes femeninos son, hoy, tan comunes como desagradables y la totalidad de las personas ignora que los pelos sobre el labio de la mujer indican un ya acentuado acumulo de mucosidad y grasas en los órganos genitales, lo que, con el tiempo, compromete las funciones sexuales.

Otra señal de alarma para la degeneración sexual es la tentativa absurda por parte de hombres y mujeres, de llevar a cabo una homogeneización de los sexos. Muestra de eso son los crecientes índices de homosexualidad, especialmente en los grandes centros urbanos para donde fluye cada vez más población.

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